Este sábado 17 de mayo, el corazón de Pueblo Liebig latió más fuerte que nunca. Vecinos, autoridades y visitantes se reunieron para celebrar los 50 años de la Toma de Posesión por Pueblo y Gobierno, en una jornada cargada de emoción, memoria y alegría compartida.

Desde temprano, el espíritu festivo se hizo sentir. El izamiento del Pabellón Nacional marcó el inicio de las actividades, con la presencia del intendente Julio Pintos y la viceintendenta Vanesa Granton. Más tarde, en un gesto lleno de respeto, se realizó una ofrenda floral en el Cementerio Parque, recordando a quienes forjaron la identidad de este querido rincón entrerriano.
Uno de los momentos más simbólicos del día tuvo lugar en el ex edificio del Correo, donde se inauguró un mural del artista José Garay. La obra —de gran fuerza visual y emocional— retrata el pasado, el presente y el porvenir del pueblo, y se convirtió de inmediato en un nuevo emblema de la comunidad.
Sobre calle 17 de Mayo, frente al palco principal, se vivieron instantes de profunda emoción. Se rindió homenaje a familiares de la primera Junta de Gobierno de 1975 y se reconoció la labor incansable de las instituciones locales. En su discurso, el intendente Pintos destacó el valor histórico y simbólico de esta fecha para los liebileños y liebileñas, y puso en valor el legado de quienes hicieron de Liebig un lugar de pertenencia y lucha colectiva.
La poesía también tuvo su lugar. Con lecturas a cargo de Cielo Bourren y María Quarroz, se dio paso al tradicional desfile cívico-militar. La Banda de Música del Ejército Argentino aportó el marco sonoro, con interpretaciones del Himno Nacional, la Marcha de Entre Ríos y un emotivo “Feliz Cumpleaños” que conmovió a todos los presentes.
Por la tarde, la fiesta se desató. Talleres municipales de canto y danza desplegaron su talento, seguidos por las presentaciones de Pitingo Izaguirre, Jesús “Cacho” Gauna y su acordeón, y la siempre aclamada Banda de la Policía de Entre Ríos, que puso a bailar a toda la plaza.
En paralelo, el Salón de la Cultura albergó una muestra de instituciones locales y un colorido paseo de manualistas y emprendedores, que ofrecieron productos y artesanías con sello regional.
Pueblo Liebig celebró sus 50 años con el alma abierta y la comunidad unida, reafirmando que la historia se construye entre todos, día a día, con compromiso, memoria y esperanza.
Medio siglo no se celebra todos los días… y este, sin dudas, quedará grabado en la memoria de todos.